Especialistas de la UAQ señalan que la baja de luz solar y las ausencias familiares son detonantes clave; instan a no minimizar el aislamiento o la fatiga crónica.
QUERÉTARO, QRO., 27 diciembre 2025.- La temporada de fin de año, socialmente vinculada a la celebración, se convierte para un sector de la población en un detonante de inestabilidad emocional. La Facultad de Psicología y Educación de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) emitió un reporte técnico donde advierte que factores psicosociales como duelos recientes, desempleo, rupturas amorosas o procesos migratorios incrementan la vulnerabilidad psicológica durante diciembre, acentuando la percepción de soledad frente a las dinámicas de reunión familiar.
Angélica María Aguado Hernández, especialista de dicha unidad académica, explicó que más allá del contexto social, existe un componente biológico conocido como Trastorno Afectivo Estacional. Este cuadro clínico se relaciona con alteraciones en la producción de serotonina y melatonina —sustancias que regulan el estado de ánimo y el sueño— debido a los cambios de luz en esta época. El desajuste químico deriva en síntomas físicos concretos: fatiga persistente, somnolencia excesiva, aumento en el consumo de carbohidratos y dificultad para realizar tareas cotidianas.

El análisis de la institución universitaria subraya que el contexto post-pandemia ha dejado secuelas de ansiedad que se reactivan en fechas calendario significativas, como el 10 de mayo o Día de Muertos, tendencia que se replica en Navidad. Por ello, se instó a la población a identificar señales de alarma graves: pérdida de interés en actividades que antes causaban placer, aislamiento voluntario, sentimientos de culpa y, en casos críticos, ideación suicida. La experta enfatizó que presionar a la persona para “estar bien” suele ser contraproducente.
Como medida de contención, la recomendación profesional es validar las emociones del afectado sin emitir juicios, fomentar actividades sencillas como caminatas y mantener la comunicación constante. En situaciones donde el malestar comprometa la funcionalidad o la integridad de la persona, se recordó que la línea de emergencias 9-1-1 está habilitada para canalizar casos a servicios de apoyo psicológico municipales y estatales, funcionando como una primera línea de defensa ante crisis agudas.


